FAKE NEWS

El popularmente conocido como “teléfono escacharrado” es un juego muy habitual entre los niños y en los colegios, tanto para divertirse como para enseñar que un mensaje que alguien transmite con claridad puede verse distorsionado por los intermediarios hasta resultar en algo completamente distinto. De forma análoga se comportan las “fake news”, sobre las que trata este artículo. Se trata de noticias, que deliberadamente o no expresan de manera incorrecta lo que una persona ha querido decir o directamente falsifican información con diversos fines. A continuación, se reflexionará sobre distintos aspectos a tener en cuenta sobre este tema.


En primer lugar, las noticias falsas siempre han existido desde los inicios de la sociedad humana, bien sea como malinterpretación o cómo manipulación deliberada para obtener algún beneficio. Sin embargo, en los últimos años, con los grandes avances tecnológicos que hemos experimentado, la difusión de noticias falsas es mucho más sencillo y rápido. Resulta paradójico, como estas nuevas tecnologías comentadas contribuyen a la difusión de noticias falsas mientras que a su vez nos proporcionan con un solo clic más información que cualquier persona en épocas pasadas hubiera podido recabar sobre un tema a lo largo de toda su vida. El gran problema radica en la falta de contraste. Muchas personas tienden a leer o escuchar aquellos medios a los que son afines y a no contrastar las noticias que consumen con otras para verificar su veracidad, ya que implica más esfuerzo tanto en buscar alternativas, como en pensar de forma crítica y cuestionarse los principios y convicciones personales.

Por otra parte, no cabe asimilar pensamiento crítico con la negación de la evidencia. Así, el pensamiento crítico consiste en contrastar informaciones para poder elegir la que más se ajuste a la realidad mientras que los movimientos negacionistas dañan la sociedad al cuestionarse preceptos o ideas que ya están más que consolidadas y ratificadas ampliamente por el mundo desde hace décadas o siglos. Por ejemplo, no es lógico cuestionarse si la Tierra es plana o si el Covid – 19 no existió.

En segundo lugar, en el contexto de la civilización occidental, la extensión de noticias falsas son una grave amenaza para la supervivencia de estas ya que rompen  bases fundamentales  como el respeto hacia los demás y la honestidad. Más allá de los valores que se puedan quebrantar incurriendo en noticias falsas, estas producen un impacto físico y palpable sobre las democracias y la política en general. Concretamente, en los últimos años la población española se está acostumbrando a ver debates cada vez más acalorados en las sesiones parlamentarias. Es normal y necesario el debate en política, pero no lo es – y es sumamente perjudicial -- la crispación y la falta de respeto entre los grupos políticos. Esto es un síntoma de la cada vez más creciente manipulación que se hace del electorado para obtener votos con la manipulación de los mensajes de los adversarios políticos o con su desacreditación mediante acusaciones falsas e infundadas. En relación con esto, en el parlamento se ha escuchado como ciertos grupos políticos calificaban de “golpista”, “terrorista” o “sectario” a un presidente elegido conforme a un proceso electoral válido y fiable. Esto, aunque a primera vista parece inofensivo, su repetición y su combinación con todo tipo de bulos hace que se generen, por una parte, prejuicios infundados y, por otra parte, que las noticias que son falsas hagan cuestionar una realidad evidente. Con el ejemplo referido anteriormente, no cabe siquiera preguntarse si las elecciones en España fueron fraudulentas o si el legítimo presidente es un golpista, pero va generando un pensamiento subconsciente de que quizás pueda haber algo de veracidad en afirmaciones que en realidad no tienen fundamento alguno.

En tercer lugar, el artículo 20.1 apartado a) de la Constitución Española de 1978 establece: “Se reconocen y protegen los derechos: a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”. La libertad de expresión es uno de los principios básicos de la sociedad y, por tanto, pese a la enorme crítica que se le hace – y se le debe hacer - en este artículo a las noticias falsas, es una cuestión delicada delimitar cuando una noticia es falsa y se dee actuar contra esta. Aquí se encuentra una interesante paradoja. Por una parte, la libertad de expresión puede ejercerse en cuanto no perjudique a terceras personas y comprende la expresión de ideas que no estén en contra de los principales principios y valores en los que se asienta la sociedad. Por otra parte, se podría considerar que cuando se difunde una noticia falsa, se está haciendo un abuso de la libertad de expresión y que, como consecuencia de esto se está vulnerando los derechos de otras personas. Teniendo en cuenta esto, ni se puede dejar que las noticias falsas se difundan libremente ni tampoco se puede actuar como inquisidores prohibiendo la difusión de noticias, ya que se podrían oscurecer cada vez más los criterios que se tomen para calificar estas noticias de falsas. Así, las medias contra estas noticias serían contraproducentes y contribuirían aún más a la manipulación de la ciudadanía.

Otro aspecto a tener en cuenta en relación con las noticias falsas es quién las escribe y por qué lo hace. Hay casos en los que son algunos periódicos con una ideología determinada que buscan desacreditar a los adversarios políticos, mientras que otras veces la procedencia es algo más compleja. Este segundo tipo de fake news, ya no es tan solo utilizada para influenciar a la población o para sacar ventaja respecto a un adversario, sino que también es útil a escala mundial para influir en la política internacional e intentar sacar ventajas derivadas de las consecuencias de la difusión de noticias falsas. Por ejemplo, Rusia intenta influir en el electorado estadounidense para que haya crispación política y se favorezca la elección de candidatos más disruptivos como Donald Trump. En este caso, la elección de este presidente favorecería directamente a la potencia oriental, ya que desestabiliza a EE. UU. y, por otra parte, no es tan duro respecto a políticas internacionales -como sanciones a los combustibles que produce – con Rusia. Por esto, mediante las noticias falsas organizadas sistemáticamente y bien dirigidas, se puede incluso cambiar el rumbo de los países y de la política internacional.

Seguidamente, además de las múltiples consecuencias señaladas que producen este tipo de noticias, hay muchas personas que se lucran de ellas. Algunos, se dedican a la elaboración de este tipo de noticias, como pueden ser los encargados de crear y gestionar cuentas “troll” y “bots” en diferentes plataformas como las redes sociales. Otros, se dedican a especular con la trascendencia de estas noticias falsas, como puede ser el caso de Elon Musk, cuyo anuncio de aceptar el pago en su compañía de coches "Tesla" con la moneda digital Bitcoin hizo que el valor de estas se disparasen. Sin embargo, poco después se retractó de estas declaraciones y provocó una gran caída de las acciones de la criptomoneda. No está claro cuál era el fin del empresario con estas acciones pero lo que si es importante sobre esto, es como las fake news se pueden utilizar para especular económicamente.

Por último, cabe destacar también que, en el caso de España, el nivel periodístico es cada vez más bajo. Esto ocurre por el avance de las nuevas tecnologías, ya que los medios tradicionales están decayendo en favor de otros alternativos como los directos en YouTube, Twitch, o las noticias en redes sociales. Muchos medios intentan ganar adeptos con noticias sensacionalistas y en muchos casos falsas como último recurso para que se sigan leyendo sus periódicos. Por ejemplo, en los últimos días, la cadena de radio Cope, puso en boca del seleccionador español de fútbol palabras que no había dicho él y que causaron gran controversia en redes y mancharon su imagen. A pesar de que rápidamente salió a la luz la verdad en este caso, es preocupante como los medios de comunicación no se preocupan en contrastar la información que reciben y manchan la imagen de un personaje público sin reparo alguno. Aunque el ejemplo no sea el más acertado, permite entender cómo funcionan las fake news y a la vez, como el periodismo contribuye a la expansión de las mismas, actuando negligentemente.

En conclusión, pese a que las noticias falsas han existido siempre a lo largo de la historia; en un mundo globalizado y constantemente en comunicación como el actual cobran una mayor relevancia, ya que, en apenas segundos, una noticia ocurrida en una punta del mundo aparece en los dispositivos del resto del mundo a un ritmo vertiginoso. Esto causa que cualquier noticia que se publique puede llegar a tener repercusión internacional muy rápido y, por tanto, las noticias falsas pueden llegar a muchas personas antes de que se puedan desmentir. Pese a que es difícil establecer un límite en el que las noticias sean falsas, pues la libertad de expresión es uno de los fundamentos de nuestro estado de derecho, no se puede permitir que la difusión de este tipo de noticias amenace a la propia estabilidad de los sistemas democráticos y polaricen a la población. Los medios de comunicación tienen la gran responsabilidad, por tanto, de no sólo recibir información y publicarla lo más rápido posible, sino también verificar que todo lo que publican es correcto y no daña injustamente a terceras personas. Por otra parte, los lectores deben reflexionar sobre las noticias que leen, siendo conscientes de que, para encontrar la verdad, hay que contrastar información de diversas fuentes. Resumiendo, atajar las noticias falsas y evitar su propagación para que no desestabilicen nuestra sociedad nos compete a todos. Hay que tener una gran responsabilidad para evitar las noticias falsas y actuar conforme a la realidad, sin prejuicios ni otros elementos distorsionadores de la misma.

Bibliografía

Ministerio de asunto exteriores, Unión Europea y Cooperación. Enlace

The economist: una avalancha de titulares falsos probablemente no influyó en las elecciones estadounidenses. Enlace

The economist: los gobiernos censores están abusando de las leyes de noticias falsas. Enlace

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